martes, 11 de septiembre de 2007

Caja de Luz | James Nachtwey


He sido un testigo y estas imágenes son mi testimonio. Los eventos que he registrado no deberán ser olvidados, mucho menos repetidos". James Nachtwey.

Desde Afganistán hasta Nueva York, desde Bosnia hasta Kosovo, James Nachtwey continúa con el legado de grandes fotógrafos de acción, combinando el sentido de la responsabilidad de Robert Capa, el momento decisivo de Cartier-Bresson y el atrevimiento de Catherine Leroy. Ganador del prestigiado World Press Photo en 1994 con la fotografía tomada a un miembro de la tribu Hutu que declinó asesinar a más Tutsis en el genocidio de Ruanda, Nachtwey se caracteriza por un trabajo de campo incisivo y crudo, donde lo increíble de la malicia humana es filtrada a través de lo logrado de su lenguaje visual. Es quizás el fotógrafo de guerra más influyente de la disciplina actual, ya que es posible notar en sus fotografías esa búsqueda de humanidad en situaciones tan desesperanzadoras.
¿Pero cómo un fotógrafo que se dedica a comunicar los horrores de la humanidad se acerca a los personajes de esas situaciones? Nachtwey usa la composición (el acomodo de los elementos en sus imágenes) para identificar la belleza que logra contradecir la fealdad en las situaciones que registra, ayudando de esa manera a comunicar el mensaje de incoherencia y confusión. Su fotografía dice mucho sobre su actitud y la manera en que se acerca a los personajes y las situaciones. Él afirma que trabaja de una manera lenta y gentil, tratando a la gente con interés y acercándose a ellos con respeto. Se comunica a través de palabras y gestos, de manera que el personaje se sienta que colabora con él en la creación de esa imagen. Sus imágenes no son robadas, sino realizadas con calma, cuidado y precisión.La mayoría de sus fotografías son hechas en "el mismo espacio íntimo en el que los sujetos habitan", y dado que trabaja tan cerca con sus sujetos, esa intimidad se transfiere a las imágenes. Al usar un lente gran angular, desde un punto cercano a la persona, crea la sensación de estar ahí e interactuar con la situación, en contraposición a estar a metros de distancia con un telefoto. En muchas otras de sus imágenes encontramos sujetos que son "cortados" en el encuadre, donde muchos fotógrafos hubieran incluido la totalidad del mismo, provocando una sensación de hastío o de choque visual. Ésto, incluso ha provocado comentarios que encuentran el trabajo de Nachtwey perturbador, o que cuestionan su motivación. Se habla de que su atracción por el horror de la guerra está basado más en un "aprovechamiento estético" que en la campaña antiguerra que profesa.
La fotografía "Genocidio en Ruanda" (quizás su fotografía más famosa) es un claro ejemplo del diálogo fotográfico que Nachtwey propone. En aquélla se observa un claro confinamiento, que enfatiza el carácter emocional de la imagen. Las manos y parte de la cabeza "cortadas" por el fotógrafo, que repercute en la manera en que leemos las heridas en -justamente- la cabeza del sujeto. Los ojos y el rostro que busca escapar de la imagen, sólo para encontrarse con el borde de la fotografía, en un nuevo confinamiento. Esta fotografía fue tomada en un hospital ruandés, donde el sujeto se recuperaba de un ataque a machetazos por parte de su misma tribu, ya que se negó a asesinar a alguien de la tribu enemiga.

Este texto (de mi autoría) fue publicado originalmente en la sección "Caja de Luz" de Diario Presente, el pasado 5 de septiembre. Espero poder tener el espacio para seguir publicando en esa sección.

1 comentario:

[ABX] dijo...

No manches! Yo la leí pero por ningún lado encontré el autor :S

Enhorabuena!